Etapa 5. Fanzara - Tales



Esta etapa era la última. La que cerraba el círculo. La que salía de Fanzara y les devolvía al lugar de donde salieron, a Tales.

Con el recorte de no pasar por Ribesalbes que idearon el día anterior, esta etapa se quedó muy corta. Solo 13 kilómetros de longitud y 300 metros de desnivel. Iba ser la etapa más humanizada de todas por la proximidad a lugares habitados, pero al final resultó mucho menos de lo que se esperaban los Rayitos

A última hora del día anterior Fede decidió no hacer esta ruta porque tampoco tenía un especial atractivo, salvo el cerrar el anillo que habían comenzado 5 días antes. Así, Fede aseguraba la logística de las maletas y bajar el coche a Tales desde Alcudia de Veo, donde lo había dejado hacía 4 días. Esperaría al taxi e iría con él a Alcudia, y ya, desde allí, bajaría a Tales con las maletas cargadas a esperar a los caminantes.

A las 6 todos arriba y a las 7 se comenzó a caminar. Fede quedó con el taxi a las 10 en la casa rural. Se esperaba una ruta rápida por el poco desnivel y la calidad del camino, con bastante tramo de carretera/pista. Nuestros caminantes pondrían la directa.

A la salida de Fanzara, los senderistas cruzaron el largo puente sobre el Millars y tomaron una pista a la izquierda. Siempre en medio de campos llegaron al propio río Millars y se metieron por el cauce.

Se equivocaron. La ruta discurre por el margen derecho del río, pero fuera del mismo. Volvieron sobre sus pasos y caminaron siguiendo el GPS, por unos huertos de naranjos, prácticamente sin senda, hacia un cortado en la montaña. Una vez tuvieron el cortado justo delante, donde se acababan los huertos, apareció una senda que discurría, primero por un saliente del cortado al lado de una canal y después por una serie de estacas de hierro clavadas en la propia roca. Siempre en la pared había un cable de acero para asegurarse. Esto era lo que se conoce como el paso de la escaleta, que es un tramo suspendido sobre el rio Millars siguiendo una antigua canal. Son solo 300 metros pero es bastante original y para Gilbert, con un poco de vértigo, un buen reto.

El camino continúa siguiendo el río durante un kilómetro largo has que, en el 3,5 comienza a ascender en medio de un bosque de pinos. El camino es principalmente pista. Solo pasa a senda estrecha cuando se trata de ascender con más desnivel. De todas formas no hay demasiado sufrimiento y el camino discurre principalmente por sombra de bosque.

Se pasa por una edificación en ruinas toda llena de arcos. El techo ha caído pero queda la estructura. Esta construcción forma parte de los Casales, en la zona de la Lleuja, antiguo poblado morisco abandonado. Una obra original para aquel sitio.

También se pasa por el mas de las Gotas, un antiguo caserón en ruinas en medio del bosque. En su momento debería se impresionante.


El camino, principalmente de pista, se va humanizando y de frondoso bosque va pasando a campos cultivados hasta por fin llegar a Tales. Era relativamente llano pero un poco rompepiernas con subidas y bajadas suaves.

Gilbert y Kiko esperaban que la ruta fuera un poco más complicada pero realmente fue un paseo. Hablando de sus cosas, con relativa velocidad se fueron aproximando a destino. Casi sin darse cuenta llegaron al pueblo. Eran sólo las 10 de la mañana. Fede todavía Estaba saliendo de Fanzara con el taxi.

Evidentemente se pusieron a esperar con una cerveza con gaseosa. Fede tardó casi 1 hora en llegar.  Una vez reunidos, se zamparon un buen almuerzo de despedida y a esperar a otro año. La ruta global de la aventura fue de más de 85 km. con mas de 3.000 m. de desnivel. Podéis consultarla en wikiloc


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Como resumen podríamos decir que la aventura de este año de los Rayitos no tiene nada que envidiar a las de otros años donde se ha ido a Pirineos o Picos. Evidentemente es mucho menos dura pero a cambio es mucho más agradable, etnológica, donde se han primado más las relaciones y el relax que las emociones fuertes. De todas maneras, en el momento en el que se montó la aventura no había garantías sobre lo que el virus COVID19 dejaría hacer a nuestros caminantes, con lo que, con muy buen criterio, se optó por una logística factible ante una posible época restrictiva en cuanto a transportes y capacidad de reunión. 

La cercanía de la ruta, por una parte, ha ahorrado tiempo y kilómetros a nuestros Rayitos, cosa que se agradece. Por otro lado, y seguro más importante, ha ayudado a conocer un espacio fantástico que se tiene al lado de casa, totalmente digno y exportable. Nuestros senderistas habían recorrido parte de estos senderos en algunas ocasiones pero nunca se habían implicado tanto en la ruta hasta nivel de comer y dormir en ella. Esto ha resultado una experiencia muy especial al lado de casa lo que seguro que generará una mayor cantidad de excursiones tanto para enseñar los caminos recorridos como para aprender nuevas rutas

En cuanto a la propia ruta, al GR 333, no se puede decir nada malo. Los caminos están limpios y bien conservados, sin elementos artificiosos (salvo alguna cuerda necesaria), y sobre todo muy bien señalizados con las pinturitas y paletas explicativas. Realmente, como creo que he dicho en otra ocasión, se podría hacer la ruta sin necesidad de apoyo tecnológico de un GPS. No obstante esto, hoy en día, en el que puedes poner un app en tu móvil con el GPS, no tiene sentido tentar a la suerte y no llevar uno cuando se sale de ruta. No cuesta nada y da muchísima seguridad. Incluso si tienes un accidente o si encuentras un esqueleto de dinosaurio, puedes situar en el mapa tu posición para que venga el helicóptero a recogerte o para enseñar el esqueleto a un museo paleontológico.

Yo personalmente soy más partidario en llevar GPS o en observar hitos en el camino, como tres piedras superpuestas, ramas para cerrar sendas u otras cosas naturales antes de empezar a pintar las piedras con colores para "hacer una yincana" siguiendo las marcas, aunque entiendo que esto de pintar las marcas ha abierto las puertas del senderismo a mucha gente que, si no tuviera esta facilidad, jamás saldría a la montaña.

El momento del año para hacer esta ruta es el perfecto. Quizá un poco de demasiado calor. En cuanto a las distancias de las etapas, quizá sean un poco cortas pero, para la edad y las averías que sobrellevan nuestros Rayitos, fue más que adecuada.

En cuanto al Taxi, en época estival es una cosa que se puede ahorrar ya que el peso de la mochila tampoco sería excesivo si se tuviera que hacer la ruta como un caracol, con la casa a cuestas. Pero nadie negará que es una gozada hacer senderismo libre de peso y con libertad y, el precio que les hizo Jessi era muy adecuado.

Nada se puede decir en contra de la Sierra Espadán. Un auténtico pulmón verde de la provincia de Castellón, donde el hombre y la naturaleza han convivido en armonía miles de años. Cuando una senda se adentra por un bosque de alcornoque, carrasca y pinos se da uno cuenta del tesoro que tiene alrededor. Y los alcornoques explotados económicamente aunque estén en medio de la nada, sin necesidad de realizar accesos complejos que destrocen el ecosistema, sino utilizando medios respetuosos como mulas o burros. Ojalá esto continúe igual mucho tiempo.

Y mucho ánimo a la mancomunidad de Espadán-Mijares. Esta iniciativa de poner en valor a sus sendas y a sus pueblos mediante la atracción de senderistas que anden por sus caminos, coman en sus bares y duerman en sus casa rurales puede ser una tabla de salvación para sus 15 localidades que, en su gran mayoría, están languideciendo por falta de habitantes.

Los 15 pueblos de la mancomunidad Tales, Suera, Aín, Alcudia de Veo, Villamalur, Torralba del Pinar, Fuentes de Ayódar, Ayodar, Espadilla, Torrechiva, Toga, Argelita, Vallat, Fanzara y Ribesalbes están superbonitos y supercuidados y ahora falta gente creativa que atraiga al turismo como uno de los grandes motores que los saquen de este desfallecimiento en el que sobreviven. El senderismo es una de esas ideas brillantes que seguro que ayudará.

Y ahora toca que nuestros héroes estudien y decidan cual será su aventura para el año que viene. Seguro que no será mejor que la de este año, pero también casi seguro que no será peor. Gilbert ya está pensando en ello.

¡Buena ruta!

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